Me habían comentado que la zona de Belvís era un terreno agreste, con presencia de fauna salvaje autóctona como jabalies, ciervos, zorros y aguilas. Hasta aquí todo bien, pero en uno de mis frecuentes paseos con mi hijo Pablo, nos topamos con lo inesperado, hipopótamos, cocodrilos y hasta un alosaurio. Debo reconocer que tuvimos que vencer nuestros miedos y por el bien de la ciencia, arriesgamos nuestras propias vidas por conseguir un reportaje de calado histórico. Las pruebas son evidentes e incontestables, y nos demuestran a las claras claras que en Belvis de la Jara además de unos olivos que producen un aceite excepcional, también encontramos unas especies dignas de mención y de estudio.
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