A veces creo vivir inmerso en un eterno “día de la marmota”,
en un dejá vu reiterativo y agobiante que poco a poco va socavando la poca
cordura que me queda. Me veo a mí mismo como un Sísifo moderno, condenado hasta
la eternidad a una tarea ingrata.
Os preguntaréis que me ocasiona este estado de ansiedad y
desesperación. Como os aprecio, no permitiré que tengáis vuestra alma en vilo
ni un minuto más allá de lo que tardéis en leer lo siguiente:
A mí no me importa fregar los cacharros, ya lo dije una vez,
en casa tenemos repartidas las tareas domésticas, yo friego todas las noches y
Ascen a mediodía. Hasta aquí todo correcto pero..........lo que no soporto es
encontrarme lo que muestra la foto, justo en el momento en que con el cacharro
de turno aclarado y goteante voy a ponerlo en el escurreplatos, abro la puerta
del armario y me encuentro con el pastel, en ese momento se me suben las
“calores”, madre mía que mala leche se me pone....... Y lo malo es que me pasa
todas, todas las noches. Podía quitarlos antes de empezar a fregar, pero es que
no me acuerdo nunca de hacerlo y así mi vida se consume.
El único consuelo que me queda es que Ascen se encuentra con
lo mismo en su turno, yo no lo hago con mala intención, más bien es porque de
esa manera compartimos también experiencias desagradables. No todo va ha ser
jiji, jaja, festival del humor.....
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