Efectivamente, para mi son lugares muy curiosos. Representan todo lo contrario a mis creencias, sin embargo me gusta visitarlos, leer las lápidas e imaginar las historias que se encuentran detrás de cada una de esas inscripciones. No me parecen nada tétricos y sí espacios para la reflexión y el autoconocimiento. Por otro lado suelen estar repletos de elementos kitsch, lo que les hace, en ocasiones, tremendamente divertidos. En otros hay un gran nivel artístico con esculturas, cerámicas, elementos de forja, etc.. que convierten un paseo por ellos en una especie de visita al museo local.
Y no es despreciable en modo alguno la representación del estatus social que debe reinar en el mas allá.
Por todo lo dicho y aunque a mí me van a incinerar, grito y exclamo a pleno pulmón:
¡¡Vivan los cementerios!!
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