viernes, 6 de diciembre de 2013

Monterías

Debo confesar algo que para mi es una especie de deshonra: NO SÉ HACER MONTERÍAS. Lo he callado durante mucho tiempo, más del soportable (Daos cuenta que lo confieso a la 1:29 de la madrugada, que sé que es cuando menos gente anda por aquí, que una cosa es asumir nuestras carencias y otra muy distinta el autoflagelo). A lo que voy: no he podido nunca con ellas, también tiene algo que ver que, aunque muy bonitas, es una pesadez hacerlas y difíciles, muy difíciles. Sobre todo las jodias sortijillas, que hay que joderse lo simple que parece y lo enrevesadas que son. Dejo unas monterías aquí para que veáis como son las que a mí me gustan y las que, si decido aprender a hacerlas, copiaré.En los jardines del prado tenemos a nuestro alcance unas joyitas de principios del siglo XX. Solemos pasar deprisa por delante de ellas y ni nos percatamos de su presencia. Son como conectores con nuestro pasado y están ahí, esperando nuestras miradas cómplices que les devuelvan por unos instantes al ajetreo cotidiano. Yo siempre que me cruzo con ellas les hago un guiño y ellas entonces me devuelven sus gracias envueltas en policromías.
En los jardines del prado tenemos a nuestro alcance unas joyitas de principios del siglo XX. Solemos pasar deprisa por delante de ellas y ni nos percatamos de su presencia. Son como conectores con nuestro pasado y están ahí, esperando nuestras miradas cómplices que les devuelvan por unos instantes al ajetreo cotidiano. Yo siempre que me cruzo con ellas les hago un guiño y ellas entonces me devuelven sus gracias envueltas en policromías.